¿QUÉ ES Y QUÉ OCURRE DURANTE LAS CRISIS DE PÁNICO?

Las crisis de pánico afectan al 1,5-3,5% de la población general, son más frecuentes en mujeres y suelen comenzar en la adolescencia, aunque a veces debutan en personas de mayor edad.

Se manifiestan como episodios bruscos e inesperados, sin causa aparente, de miedo intenso a perder el control, o a que algo horrible va a suceder o incluso miedo a morir, acompañados de síntomas como: dificultad para respirar, dolor en el pecho, palpitaciones, sudación, temblores, sensación de mareo e inestabilidad, hormigueo, nauseas y malestar abdominal.

Por lo general, las crisis duran entre 10 minutos y media hora. En casi todos los casos las personas que sufren un episodio sufrirán algunos más, ocasionando una gran limitación en el desarrollo de las actividades diarias debido a la ansiedad que causan y al miedo a padecer nuevos episodios y a sus implicaciones.

Otros temores

Muchas personas que lo padecen, presentan además múltiples y variados temores centrados fundamentalmente alrededor de tres aspectos: miedo a abandonar el hogar, miedo a quedarse solo o miedo a encontrarse lejos del hogar en situaciones en las que se sientan atrapados, molestos o indefensos, lo que se denomina AGORAFOBIA. Estas situaciones se evitan por miedo a que aparezca una crisis de angustia, lo que lleva a estas personas a limitar cada vez más sus actividades.

Su importancia

Los trastornos de pánico constituyen una enfermedad real e importante, que puede afectar seriamente a la vida de la persona que lo padece y que, aunque puede mejorar ocasionalmente, no suele desaparecer a menos que se reciba un tratamiento adecuado.

Tiene tratamiento específico

Esta enfermedad puede controlarse con un tratamiento específico. Una combinación de psicoterapia y medicamentos (existen varios eficaces) previene crisis posteriores y hace que estas sean cada vez menos frecuentes e intensas, consiguiendo buenos resultados en el 70-90% de las personas que padecen estos trastornos.

Su neurólogo es la persona indicada para valorar los posibles tratamientos, qué fármaco es el más conveniente, cuánto tiempo lo necesita y qué posibles efectos adversos pudiera causarle.

Para asegurar los mejores resultados terapéuticos es muy importante la constancia en el cumplimiento del tratamiento.

Estrategias para combatir el pánico

  • Recuerda que aunque tus sentimientos son muy atemorizadores, no son peligrosos ni dañinos.
  • Comprende que lo que estás experimentando es sólo una exageración de tus reacciones corporales normales ante el estrés.
  • No luches contra tus sentimientos ni intentes alejarlos, cuanto menos te enfrentes a ellos menos intensos serán.
  • No aumentes tu pánico pensando qué podría pasar. Si te encuentras preguntándote ¿qué pasaría si?, contéstate ¡bueno, ya está, sólo es esto!.
  • Permanece en el presente. Date cuenta de lo que realmente te está pasando y oponlo a lo que piensas que podría pasar.
  • Gradúa tu nivel de miedo desde 0 a 10 y mira si sube o baja. Verás que no permanece en altos niveles por más de unos segundos.
  • Cuando te encuentres pensando qué te va a pasar cambia tu pensamiento y lleva a cabo alguna tarea como contar hacia atrás desde 100 de 3 en 3.
  • Sé consciente de que cuando tu paras de añadir sentimientos de temor a tu situación, tu miedo comienza a ceder.
  • Cuando el pánico llega, acéptalo. Espera y dale tiempo a que pase sin salir corriendo.
  • Siéntete orgulloso de ti mismo por tus progresos y piensa lo bien que vas a sentirte cuando lo superes esta vez.
  • Intenta distraerte, ahora que el nerviosismo ha bajado, habla con alguien, da un paseo, etc.

¿Cómo pueden ayudarme la familia y amigos?

La familia y amigos son muy importantes. Unas recomendaciones específicas para ellos:

  • Intentar no trivializar sobre lo que está ocurriendo y hacer que la persona se sienta comprendida.
  • Escuchar sin ser críticos. Nunca presionarles.
  • Informarse sobre el tipo de tratamiento, acompañarle al Centro de Salud cuando sea necesario.
  • Compartir actividades que puedan ser agradables.